Cap 9. DE COMO LOLE Y MANUÉ TRIUNFARON EN LA NOCHE SUIZA

En el último capítulo nos quedamos en Olten, pendientes de contar la segunda de mis aventuras en dicha población Suiza, «De como Lole y Manué triunfaron en la noche suiza». El caso es que uno de los compañeros de Jairo me consiguió un concierto no remunerado en Le Coq D’or, un bar de la ciudad. Durante el concierto la voz de Jairo se alzó entre la muchedumbre pidiendo irónicamente algo de flamenco, cosa que suele hacer la gente cuando soporta durante un buen rato a un andaluz cantando a Dylan.

Después de unos añitos tocando a la sombra de la catedral de Málaga uno se acostumbra a que al pasar ciertos seres de escasa educación griten “¡canta en español!¡toca algo de flamenco!”, estos individuos suelen estar seguros de que no les entiendo, por lo que quedan bastante sorprendidos cuando paro en seco lo que sea que estoy tocando y canto a grito pelao el Todo es de color de Triana. Disfruto y desconozco el flamenco a partes iguales, pero no hace falta saber mucho para sorprender a oyentes acostumbrados a Fondo Flamenco, David de María o Los Caños, es lo bueno de este mundo que nos ha tocado vivir, es fácil sorprender siendo el tuerto en el país de los ciego-sordo-mudos y hemipléjicos dobles.

Como he dicho antes desconozco por completo el flamenco. Lo poco que sé tocar son un par de temas de Triana, y siempre he dicho que Triana no es flamenco, es rock aflamencado, pues carecen por completo de la complejidad rítmica del flamenco, pero bueno, mejor no provocar a los ortodoxos del rock andaluz, que ya sabemos cómo se ponen. Normalmente no hubiera cantado nada como Todo es de color en un concierto, lo suelo hacer en eventos privados (es decir, estando de fiesta) o de manera reivindicativa, pero estando en Ámsterdam me pasó algo que me hizo perderle el respeto al flamenco.

Estaba yo tocando bajo el puente de entrada del Vondelpark cuando se acercó un tipo auténticamente americano, se le olía lo yanqui a kilómetros. Cuando terminé de tocar se me acercó para preguntarme de que parte de Estados Unidos era, cosa que me pasa bastante a menudo, tengo un buen acento californiano que no sé de dónde ha salido, y cantando ciertas canciones es difícil adivinar de dónde soy. Le dije que era de Málaga, cosa que le alegró bastante porque estaba había pasado muchos años en Andalucía estudiando historia y fundamentos del flamenco, por lo que no desperdició la ocasión para intentar exprimir unas pocas gotas de duende de mi americanizado corazón.

En mi casa siempre se ha cantado, si no hubiera sido así no sé qué sería de mí. Puedo decir que vengo de una familia de artistas aunque ninguno lo haya profesionalizado. El que más cantaba en mi casa siempre fue mi abuelo, de él aprendí algún que otro cante cuyos principios desconozco pero que están impregnados en mí. Cuando un tipo de San Diego te encuentra en Ámsterdam y te pide que le cantes algo de flamenco no puedes recurrir al sucedáneo trianero, así que decidí rescatar de la memoria un cante familiar y se lo solté a capela. No sé a qué palo del flamenco pertenece pero las estrofas que recuerdo dicen algo así: “Adiós patio de la cárcel | rincón de la barbería | que el que no tiene dinero | lo afeitan con agua fría. | El Piyayo y la Piyaya | cuando estrenan un vestío | no se lo quitan del cuerpo | hasta que no se ha rompío.” Los kilómetros de distancia, la maravillosa acústica del lugar, lo solitario del parque a esas horas y el recuerdo de mi abuelo hacen que al terminar de tocar me tiemblen las manos, cosa que me suele pasar cuando por alguna razón una canción me afecta especialmente. Pero esto no es lo sorprendente, lo grande de esta historia es que cuando terminé el yanqui me miraba con lágrimas en los ojos.

Aprovecho esta ocasión para pedir de nuevo a aquellos que sienten pena por verme “tirado” en las calles que por favor olviden ya el viejo estigma, la calle es el lugar natural de los músicos, sólo en la calle pasan cosas como ésta, y como muestra algo que me pasó el otro día tocando en Málaga (diculpen los saltos temporales). Mientras tocaba empezó a chispear, pero no tenía pinta de que fuera a llover mucho por lo que seguí tocando. Después de que lloviera unos minutos apareció un niño de unos cinco o seis años con un mini-paraguas, se pegó mucho a mí y me cubrió con su paraguas quedando él al descubierto. Podéis quedaros con vuestros bares a medio llenar, vuestro mundo de críticos de medio pelo y vuestros estadios llenos de zombies, a mí, dejadme la calle.

¿Qué tiene que ver todo esto con el concierto de Olten? Pues mucho, la vida es holística, no lo olvidéis. El caso es que cuando Jairo gritó “¡Toca algo de flamenco!” solté un contundente Todo es de color para sorpresa de los hieráticos suizos que me observaban. La noche fue bastante bien, el poder del franco suizo me acompañó de nuevo cuando pasé mi sombrero de cowboy por las mesas y acabé tocando en un piano de pared que había en el dulce y melancólico Ain’t no sunshine de Bill Withers. Disfrútenlo y aprendan a diferenciar al artista callejero del mendigo, si no podéis, recordad con envidia mis cifras durante el mes de Diciembre tocando en Málaga, veintiséis euros y medio de media por hora, ahí queda eso.


Mi nombre es Carlos Moratalla. Soy músico y técnico de sonido, con todo lo que eso trae consigo. Tengo un grupo, más que un grupo una hermandad. Nos hacemos llamar Oceans. También soy músico callejero. Hasta ahora he tocado siempre en mi Málaga natal, a la sombra de la manquita, a excepción de unos meses que pasé en Barcelona. Allí fue donde aprendí casi todo lo que sé sobre esto, en la parada de metro de Ciutadella.

Hace unos meses decidí que iba a coger el coche y recorrer Europa con la intención de visitar a algunos amigos que tengo desperdigados y ahorrar algo de dinero tocando o, al menos, volverme sin haber perdido nada. Mi idea era visitar Granada, Jaén, Ontígola, Durango, Ginebra, Amsterdam, Cracovia, Basilea y Barcelona. En total más de 7.000 km. En este blog os iré relatando mis aventuras y desventuras por el camino acompañando cada texto con un video cantando alguno de los temas que interpreto en la calle.

Deja un comentario